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Amaia llena el Movistar Arena de Madrid con el mayor concierto de su carrera: LA CRÓNICA

Amaia durante la interpretación de Tengo un pensamiento en el Movistar Arena de Madrid.

 

Amaia de España ha vuelto a demostrar que no tiene competencia en la música. Aunque esta vez ha sido aún más especial, porque como ella misma ha dicho ante el micrófono ante las más de 15.000 almas que se congregaban en el Movistar Arena de Madrid (Wizink Center aún para muchos, Palacio de los Deportes para los más eruditos), lo de anoche es ya la cita más multitudinaria de toda su carrera.

Después de llenar dos veces el Sant Jordi Club de Barcelona, versión más reducida del recinto de conciertos más conocido en la ciudad condal (y al lado del Estadi Olímpic de Montjuic en el que todos desearían poder actuar), este domingo 23 de febrero de 2025 ha sido el turno en su gira de la capital del Reino. Del Reino de Amaia, claro, con el permiso de su Pamplona natal.

Madrid se rindió ante Amaia con linternas en alto mientras cantaba Fantasma.

La cita con los fans de Amaia en Madrid empezó una hora más tarde de lo previsto, después de que se reprogramase apenas unos días antes de que tuviese lugar. Pero no importó en absoluto, ya que las algo menos de dos horas de duración se pasaron volando y aquellos que teníamos que volver al tajo en lunes pudimos hacerlo sin más inconveniente y seguir viviendo nuestra vida en borrador, como el tema que no abrió, sino que cerró el show.

El protagonismo fue, como no podía ser de otra manera, para su último disco, Si abro los ojos no es real. Una obra de arte que solo podía estar al alcance de alguien como Amaia Romero, tanto a nivel musical como conceptual. Desde Tocotó, la preciosidad dedicada a su madre que es Auxiliar o una sorpresa en forma de arpa sobre el escenario para interpretar Ya está, el tema que cierra el álbum. Y entre medias, versiones de grupos como Papá Levante o incluso Los Planetas. Porque como dicen en las redes, no hay malas canciones: solo canciones que Amaia aún no ha versionado.

El acto 3 fue, sin duda, el más emotivo de toda la noche. Desde la preciosa Fantasma, el homenaje a su abuela en Despedida (con tablao incluido) y los himnos que ya son Yo Invito y El Relámpago. Pero lo mejor aún estaba por llegar. Porque si en su doble cita barcelonesa se encontró con Alizzz para cantar su colaboración juntos, el mayor concierto de toda su carrera bien merecía una invitada a la altura de un hito así. Y la encontró en una de sus mejores amigas en la academia de OT 2017, que, casualmente, es hoy una de las artistas más importantes de todo el país: Aitana.

El que hasta ahora era su disco más reciente, Cuando no sé quién soy (2022), nos dejó una colaboración conjunta entre las dos artistas que una noche de febrero de 2018 aspiraban a conseguir los 300.000 euros de premio que recibiría el ganador (o ganadera) de Operación Triunfo, en una edición que ya en aquel momento se había tornado en histórica y cuya final vieron nada menos que cuatro millones de espectadores. En La canción que no quiero cantarte, Amaia y Aitana mandaban a freír espárragos a ese tóxico que soñaba, al menos, con ser amigo de su ex. Y anoche lo volvieron a hacer en un momento que ya es historia de la música en España, donde además lo terminaron por mezclar con el Ave María de Bisbal. Como dos amigas que salen juntas de fiesta.

"Hace mucho que no nos veíamos", ironizaba Aitana junto a la que fue su compañera de academia, de la que también decía que era "increíble" haber conseguido llenar el recinto de conciertos más conocido de Madrid. Las redes sociales, como no podía ser de otra manera ante un evento así, se llenaron de vídeos sobre el momento (también quien escribe, para qué negarlo), pero también de mucho FOMO (fear of missing out, es decir, miedo de perderse, o haberse perdido la ineludible cita). Y es que ninguna cámara de móvil puede hacer justicia a lo que fue vivirlo en primera plana.

Una versión a ritmo de tango del mismísimo Federico García Lorca, y los himnos Quedará en nuestra mente y Yamaguchi (con el director musical de la gira, Víctor Martínez, a la guitarra, como en la Gallery Session de la canción dedicada al parque de su Pamplona) dieron paso a una de las actuaciones más esperadas de la noche: la de Tengo un pensamiento. Ni siquiera un Movistar Arena pudo estar a la altura de la bestialidad que hizo Amaia en La Revuelta, pero nos regaló un momento igual de precioso con el sonido del directo. Y para cerrar, Bienvenidos al show. Al de verdad, al del día a día.

Anoche, Amaia demostró que en España sí hay sitio, y mercado, para ritmos que se salen de lo convencional. Solo que nadie puede hacer sombra a su arte. Porque Amaia solo hay una.

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